La gentrificación se ensaña con los centros históricos.
Vivir en un barrio caminable y equipado se ha convertido en un lujo codiciado. Además de regular el mercado inmobiliario y el turismo masivo, para democratizar el acceso a la vivienda en los tejidos compactos, es necesario multiplicar su parque de vivienda asequible, pública o cooperativa. Pero, ¿cómo construir vivienda en el centro consolidado si es el lugar donde el espacio disponible es más caro y escaso?
En una suerte de odontología urbana, que llamamos Vivienda Táctica, como son las estrategias APROP y ATRI, se propone a las ciudades rellenar las caries de su dentadura edificada. Se entienden a los solares desocupados, las fincas que no han agotado su edificabilidad e incluso los espacios públicos excesivamente amplios como lugares de oportunidad donde alojar unidades residenciales que, utilizando la prefabricación modular con criterios de sostenibilidad urbana, ecológica y social, logran una ejecución más rápida, económica, justa y sostenible que las promociones convencionales de vivienda pública. Es el caso del primer edificio proyectado y construido del programa de Alojamientos Provisionales de Proximidad. Mediante estos equipamientos residenciales, el consistorio pretende realojar temporalmente, en su barrio, a los vecinos que han sufrido un desalojo. Gracias al uso de contenedores marítimos reciclados, estos edificios modulares reducen su huella ecológica de forma muy considerable.