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Bizi Beizaman, el proyecto de viviendas sociales en el medio rural de Guipúzcoa premiado por la Comisión Europea

“¡Vive!” Esta es la traducción literal del euskera al castellano del término Bizi, el nombre que recibe una propuesta de viviendas sociales en la localidad guipuzcoana de Beizama. Se enmarca en la iniciativa Ongi Etorri, participada también por la Diputación Foral de Guipúzcoa, y que fue reconocida en la convocatoria Europan 16 del concurso bienal de arquitectura y urbanismo de jóvenes talentos del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana.

Este año, Bizi Beizaman ha sido premiada por la Comisión Europea a través de su convocatoria NEB Boost for Small Municipalities, que busca incentivar el desarrollo y la mejora de la calidad de vida en los municipios europeos de menos de 20.000 habitantes.

El pasado martes 30 de septiembre tuvo lugar la ceremonia de entrega de premios durante la celebración del evento ‘NEB en Regiones y Ciudades’, en Bruselas. Junto a otros 19 proyectos, entre ellos el de la regeneración del Palacete de la Arboleda en Lorquí (Murcia), esta localidad del País Vasco recibirá 30.000 euros para impulsar el planeamiento que ya lleva años diseñando, y que busca revitalizar esta zona desde los elementos característicos de su idiosincrasia.

Es por eso que parte de un análisis de la tipología del caserío, que rejuvenece a través de elementos versátiles tanto para trabajar como para habitar. La propuesta de Beizama, de un total de 12 viviendas sociales, combina así la apuesta por una arquitectura tradicional, austera y ecológica, pero también innovadora que busca atraer a la población joven a un entorno que cuenta con apenas 130 habitantes.

Tanto el Gobierno Vasco como el ayuntamiento de la localidad han ideado una oportunidad de enfrentar el reto demográfico, revitalizar la vida comunitaria y generar nuevas fuentes económicas independientes, a la vez que complementarias, a la ganadería y la agricultura.

Ya entonces aunaba los valores de la Nueva Bauhaus Europea que este año le ha premiado:

  • Inclusión, a través de la generación de viviendas asequibles, ubicadas en una parcela accesible, que evita pendientes y favorece los recorridos peatonales.
  • Calidad y Belleza, a través de un diseño y materiales que encajan en el hábitat y lo modernizan.
  • Sostenibilidad, pues se priorizan la integración paisajística, la eficiencia energética y el uso de energías renovables en las nuevas viviendas sociales.

 

La participación ciudadana también ha sido sin duda un elemento esencial en la planificación de la propuesta, en la que han tomado partido tanto los vecinos gracias a la colaboración de la asociación de desarrollo rural Urkome. Estas actividades han fortalecido, asimismo, el sentido de pertenencia de la comunidad, desde sus miembros más jóvenes hasta los más longevos.