En los últimos años, la emergencia climática ha dado un protagonismo singular a conceptos como reto o resiliencia, asociados a la necesidad de ciudades y barrios de resistir las fuertes variaciones de temperatura o las lluvias torrenciales, entre otros muchos fenómenos de gran impacto sobre el tejido urbano.
La arquitectura, sin embargo, no tiene sentido sin su uso social, de manera que este enfrentamiento al cambio climático se debe llevar a cabo teniendo en cuenta un valor esencial, tal y como lo establece la iniciativa Nueva Bauhaus de la Comisión Europea: Las necesidades y experiencias ciudadanas.
El resultado de esta sinergia es la adecuación de los espacios construidos a los nuevos contextos no solo ambientales, sino también sociales. Esta es la forma en la que precisamente trabajan los profesionales del proyecto MAUHAUS, incubado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla. Su nombre así lo indica: Multiscale Assessment of Urban Heat-Island Applied to Urban Suburbs.
Y es que las islas de calor son, sin duda, una importante preocupación en las ciudades, especialmente durante los períodos estivales, a los que tanto investigadores como gobiernos quieren buscar soluciones eficientes.
Desde el año 2022, el equipo de investigación, liderado por Carmen Galán Marín y Carlos Rivera Gómez, ha desarrollado una serie de trabajos que han demostrado que las herramientas de planificación territorial son una pieza fundamental para prevenir problemas de sobrecalentamiento.
Asimismo, estos estudios han dado como resultado nuevas actuaciones, enfocadas en los microclimas urbanos, que pueden hacer frente a eventos de calor extremo. La propuesta ha sido financiada por el Plan Estatal 2021-2023 para Proyectos de Investigación Orientada, del Ministerio de Ciencia e Innovación, y tiene previsto finalizar el próximo 31 de agosto.
Su equipo multidisciplinar ha desarrollado informes que abordan las tecnologías y energías sostenibles, la construcción e incluso la ingeniería, con la intención de fortalecer la cohesión social y garantizar la preservación de los valores funcionales y patrimoniales de los ecosistemas urbanos.