Los 42 kilómetros de playas del área metropolitana de Barcelona, que pertenecen a ocho municipios, son el litoral de un área densamente poblada, con más de 3 millones personas en 636 km2. Esta área está bajo Fuerte presión debido a su alto valor logístico, urbano y turístico, y esto ha llevado a la desaparición de la mayoría de sus ecosistemas costeros, como las dunas. Esta situación se ve agravada por la pérdida de arena y la regresión de las playas, especialmente debido a los temporales que afectan a la costa mediterránea y que agravan la situación debido al cambio climático.
También ha habido un cambio en el papel socioeconómico de estas áreas, utilizadas para la recreación y consideradas impulsoras económicas para sus municipios. Muchas personas no los ven como áreas naturales y su apego a ellos está disminuyendo. Por lo tanto, consolidar la necesidad de su conservación como defensa contra la regresión costera y para mejorar la biodiversidad es, por lo tanto, cada vez más difícil.
El proyecto de mejora y protección de los sistemas dunares de las playas metropolitanas es una medida para mitigar los efectos del cambio climático, especialmente a lo largo de 17 kilómetros de costa en el sur de Barcelona, que forman parte del Delta del río Llobregat (en Castelldefels, Gavà, Viladecans y El Prat de Llobregat). Forma parte de la gestión integrada de playas metropolitanas que lleva a cabo el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), un órgano de gobierno supramunicipal que presta apoyo a los municipios de la metrópoli de Barcelona. Consiste en una serie de acciones llevadas a cabo desde 2014, dirigidas a regenerar, proteger y mejorar estos espacios, y cambiar la percepción de las personas para reforzar su apego a las playas, reconociéndolos como espacios naturales locales con muchos valores.
El proyecto, basado desde el principio en la participación ciudadana, incluye el uso recreativo de las playas, ya que son el espacio público más visitado de Cataluña, con más del 80% de los visitantes residentes locales.